Sanar duele.
Si te digo vamos a sanar, que viene a tu mente? Cuál es la primera sensación en tu cuerpo?
Mi primera sensación es recogimiento, esperando un abrazo que me envuelva y me proteja, algo externo que sane mis heridas. Muchas veces relacionamos esto con la madre, esperamos el cuidado de mamá para sanar.
Lo que pasa es que ya somos adultos, ya SOY adulta. Y mamá no está para consolarme, y muchas veces en mi infancia no estuvo de la manera que yo necesitaba. Y eso dejó "marquitas" o "pequeños botones", a veces grandes botones listos para disparar cuando alguien toque ese área o tema sensible.
Este fin de semana me regalé un maravilloso seminario para sanar la herida de abandono. Y sí, no he sido abandonada en la calle de pequeña. Pero aún así, mi herida de abandono está ahí. Como lo está en la mayoría de nosotros.
No es necesario haber vivido grandes traumas de infancia, los niños necesitan muchos cuidados y es normal que los padres a veces no lleguemos a cubrir todo. Y si a eso le sumamos, que quienes ahora tenemos mas de 40, tuvimos una infancia bien distinta a la actual. Es normal que haya heridas de infancia.
Prestar atención a la crianza emocional no era algo que "se llevase" en esa época. Tener casa, comida, colegio y algunos amigos, era todo lo necesario. Y doy gracias por todo eso, como seguramente lo haces tú. Hablo de otras cosas, esas situaciones en donde necesitaba algo mas, una palabra de apoyo, una explicación, un abrazo en lugar de un reto, ser escuchada con atención, aceptada y amada sin ningún condicionamiento.
Y antes de que creas que esto va de culpar a los padres, por favor NO (con mayúsculas). Soy madre y a pesar de que mis hijos son mi prioridad en la vida y que jamás haría nada para dañarlos, como la mayoría de los padres que conozco. Sé, que ellos mismos tendrán sus propias huellas, que tendrán que enfrentarse a ellas y sanarlas.
Para un niño, para mí de niña, que hayan llegado tarde a buscarme luego de una excursión, ha sido una marquita, sobre todo porque recuerdo que no recibí explicación. Y seguramente para ellos fue algo sin importancia, un retraso. Para mi, Laurita de 7 años, fue ver como todos mis amigos habían sido recogidos a tiempo y yo me quedé sola esperando. Seguramente hubo alguna razón de peso. Pero en ese momento, yo necesitaba sentirme cuidada, protegida, vista y escuchada. Y como verás, no es algo grave, quien no ha llegado tarde alguna vez? Pero la niña, necesitaba ser cuidada. Y hoy 40 años mas tarde, sigue siendo algo que recuerdo entre todos los miles de días y situaciones que pasaron al olvido.
Este es un pequeño ejemplo de pequeñas cosas que a lo largo de la vida, van dejando huellas, tan pequeñas que parecen no tener importancia. Sin embargo, por alguna razón que no entendemos, con 30 años, ya maryorcitos, montamos en cólera cuando alguien tiene un problema y llega tarde. La otra persona puede que no entienda bien la desproporción del enfado. Y es verdad, en realidad lo que nos enfada, son todas esas veces que de niños quedamos esperando sin respuesta, por esas veces que no tuvimos toda la atención que esperábamos, cuando no fuimos vistos y escuchados como necesitábamos.
Claramente es un proceso inconsciente. Ningún adulto en su sano juicio le dirá a su pareja que esta enfadada con ella por llegar tarde porque sus padres no lo recogían a tiempo en el colegio. Lo gracioso del tema, es que si lo hace, estaría mas cerca de su "sano juicio", paradójico, no?
Cuando dedicamos tiempo a entrar en esas heridas que pasamos por alto por ser pequeñas. Cuando nos regalamos la oportunidad de conectar con esa niña de 7 años que se sintió sola y la escuchamos, la reconfortamos y le decimos que ahora estamos para cuidarla. La niña se calma, se siente cuidada y deja de reaccionar. Empieza a colocar las cosas en su sitio.
Que quiere decir colocar las cosas en su sitio?
Bueno, ahora de adulta, puedo entender situaciones de mi infancia, puedo sostenerme y cuidar a esa mini Laura que estaba asustada. Entonces, como Laurita se siente querida, cuidada y a salvo. Cuando alguien llegue tarde, Laura adulta, podrá actuar desde el momento presente. Valorando si la otra persona realmente llega tarde porque no la tiene en consideración o si realmente le paso algo como puede pasarnos a todos, y no es algo tan terrible.
Eso significa que las situaciones del pasado, no vendrán al ahora cada vez que me enfrente a una circunstancia similar.
Por favor no creas que digo que no hay que poner límites cuando toque o enfadarse. Lo que digo, es que si toca, lo haré en la medida justa y lo que corresponda a la situación actual. No me voy a enfadar o exigir a alguien mas que cumpla todas mis expectativas de mi infancia.
Sé que es un tema sensible, y a la mayoría de nosotros nos cuesta entrar en esos espacios incómodos. Esa es la razón del título, "Sanar duele". Porque aunque es normal que asocies sanar con algo cómodo. Para sanar realmente tienes que ser capaz de enfrentarte a la incomodidad, al dolor. Tienes que sentirte lo suficientemente segura y confiada de poder expresarte, sabiendo que esta vez, serás escuchada como te mereces. Tienes que reencontrarte con tu parte vulnerable para sentir tu propia fuerza. La escucha que mereces viene de ti. Como dicen por ahí, la mejor forma de superar un miedo es enfrentarlo. Que pasaría si en lugar de seguir cerrando tu corazón te abres a ti y escuchas a tu niña interior? Se que no es fácil, duele, pero te prometo que te sentirás mas completa.
Estoy sumamente agradecida a Ketan Raventós, que crea espacios para sanarnos. Que crea un ambiente en donde mas de 30 desconocidos pueden abrir sus corazones sin miedo. Donde la sala se llena de amor. Donde se puede llorar, reír, bailar, cantar, meditar y escuchar con el corazón abierto.
Agradezco porque cada vez mas personas, dedican tiempo y recursos a sanar. Gracias por leerme, y si sientes que este texto puede ayudar a alguien te pido que lo compartas.
Mi niña y mi yo adulta te damos las gracias.
Gracias, gracias, gracias.
Comments